Lisboa, Martín Arrantzale
Ayer disfruté en el Alvalade. No os podéis ni imaginar lo ilusionado que esta una afición como la portuguesa. No es para menos, tiene una selección que ha ido aumentando su juego partido tras partido, y tiene muchos boletos para ser campeona.
Figo, ayer sí, estuvo excepcional. Parecía que tenía 10 años menos. Pidió el balón, se cambió de banda, regateó, desbordó, centró peligrosamente y chutó con olor a gol (un poste). Así quiere ver el aficionado a las grandes figuras, dejándose la piel y destilando clase y buen juego a galones.
El nene Ronaldo, con esa sonrisa de chueleta de barrio, batió de un impecable cabezazo al portero holandés. El defensa Van Bronckhorst ni saltó.
Pauleta fallaba lo que no estaba escrito pero Maniche lanzó una de sus habituales parábolas que se le coló a Van der Sart, sin embargo Portugal se empeñó en dar emoción al match con el autogol de microsurcos Andrade. Hubo momentos de imprecisión y nerviosismos que se asentaron con la salida en el medio de campo de Petit (pese, según mi padre que lo vio por TVE, a la percepción de Michel que criticó el cambio "por defensivo").
Portugal demostró que su juego oceánico, profundo, enrachado, con marejadas que desequilibran a los contrarios ha sido fundamental para desembarcar al 4 de julio en la final de Da Luz.
Holanda no tuvo ni los claroscuros de Rembrandat, ni la sutileza de Vermeer, ni el surrelaismo del Bosco. Fue un juego atormentado, del estilo Van Goch, con el que su entrenador Advocaat se dejará algo más que la oreja.
Bueno, hoy los sabios elegirán al sabio como entrenador. Será a partir de las 16:00. Mañana las reacciones.
Por la noche duelo entre griegos y checos. Las guerras médicas vivirán otra edición, en vez de persas habrá checos. Grecia puede unir a su mitología la batalla del Dragón, como la del Minotauro o las batallas de las Termópilas y Salamina. Los centroeuropeos, tranquilos, han visto pasar muchas huestes invasoras por las llanuras de Bohemia y Moravia.
Últimos comentarios