Ayer entramos en Portugal cruzando el Miño por Tuy. Dijimos adiós a Santa Tecla y nos topamos con la locura circulatoria lusitana, los arcenes se convierten en carriles de adelantamiento, y cualquiera toma a la primera un cruce a la derecha. El caso es que llegamos a Braga (vaya nombre colegas) y junto a la catedral aparcamos. Una señora que vendía flores nos dijo que era la más antigua (la catedral) de Portugal. Nos despidió con Aúpa Espanha, aunque yo le dije que era vasco y que venía sólo a informar sobre los nuestros, como dice Loroño en ETB. Me quedé con la impresión de que a la florista le importaba un huevo el conflicto.
Josu, mi fotógrafo, se puso ciego de vinho verde y yo de bacalao, eso sí, como el pil pil de mi amatxo ninguno. Nuestro hotel de seguimiento a la Selección está en Guimaraes, sin embargo los muchachos de Sáez se han enclaustrado en medio del bosque en las faldas del monte Falperra. Su lugar de concentración es un antiguo monasterio que se ha remodelado hace poco. Tiene de todo para un equipo deportivo, según oí ayer con dulce voz a Susana, la relaciones públicas, en la Radiogaceta de Gozalo (uno de mis ídolos, otrosí digo, que se prepare su amigo Gatuso). No quiero ser gafe pero a mí me recuerda a la Martona de Argentina 78 "Aquí el Mundial, allí las torturas"; en ese campeonato del tongo de Rosario la Austria de Hansi Krankl y Prohaska nos mandó a casa a la primera.
¿Que cómo sigue el debate Valerón? Pues el muchacho que está hasta los mismísimos de nosotros los periodistas (y con razón), se ha mosqueado y ha venido a decir que no le demos la brasa, que si juega bien y que si no, también. Defiende a Sáez y ha lanzado una andanada a los medios (de comunicación) diciéndoles que no apoyan a la Selección y que van a lo suyo; a crear movidas ficticias para vender más publicidad, añado yo.
Consecuencia de todo ello es que los raulistas como Roncero en el As, por si acaso se le ocurre a Sáez dejar en el banquillo a Raúl, ya comienzan a no dar tanto la coña con Valerón. Algo salimos ganando.
Bueno, escribo la crónica de ambiente para Euskal Sport; me realiza unos tocamientos, una vez más, el de Seguridad (le debo gustar), pongo en el portacedés unos new fados de Marizza (una joven mozambiqueña del barrio Moreiras de Lisboa) y salgo pitando para Guimaraes porque tengo partida de mus con Roberto Palomar (Marca), Ramón Hernández (RNE) y un chaval de Colpisa que me han dicho que juega mucho, ya veremos. Antes tengo que hablar con mi director y decirle que ya he apalabrado la entrevista con Etxebe.
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