Un amigo eibarrés (pero del Athletic) me envía in mail con un montaje de la nueva camiseta del club rojiblanco sobre la mítica delantera (Venancio, Zarra, Iriondo, Panizo y Gainza). Curiosidad.
La Selección parece que vive ajena al secular pesimismo en que está abatida la opinión pública española. Los jugadores y técnicos están seguros de sus posibilidades frente a Portugal. La prensa y la peña, en general, tienen la mosca detrás de la oreja por eso de enfrentarnos con los anfitriones. Además la UEFA ha designado al colegiado sueco Frisk para el partido. Este muchacho, que gusta de lucir mucho su moreno de tez y siempre esta sonriente, suele emplear arbitrajes políticamente correctos. ¡Qué no nos pase nada en el José Alvalade el domingo!
Por cierto el videocomité de la UEFA, sí, el mismo que sancionó a Roberto Carlos, le ha cascado tres partidos a Totti por escupir a un contrario sin estar el balón por medio. ¿Se acuerdan la que montó la prensa oficial por entrar de oficio el comité de competición europeo en la agresión de Roberto Carlos a Demichelis? Pues con la sanción por el lapo de Totti estarán de acuerdo. Ojo, que un servidor es favorable a que los comités disciplinarios actúen de oficio en estos casos, siempre y pa todos. Lo de Totti me parece miserable. Pobre muchacho, primero los calcetines (Puma) le hacían sudar, luego las botas (Nike) le sacaban más ampollas que un peregrino subiendo la Cruz de Ferro y para finalizar escupe como el zurdo pitcher Randy Johnson de los Arizona Diadmonbacks, lo único que uno lo hace al suelo y el otro a la jeta de un pipiolo danés salido de una película de Lars Von Trier.
Como no se montó partida de mus cogí el coche y me fui hasta Coimbra para ver de cerca a los hooligans. Cuando llegué todavía quedaba una cerveza en una taberna, de las innumerables que hay cerca de la Universidad (la más antigua de Europa, dicen los lusos). En 1984 estuve alojado en el camping que rodeaba al estadio de fútbol, entonces me pareció curioso dormir junto a la puerta 35 en la Tribuna Principal Oeste.
Vi el Suiza-Inglaterra (0-3) al lado del enviado especial de The Guardian. Su expresión denotaba que no las tenía todas consigo. Los helvéticos plantaron cara pero no tuvieron suerte, entre los goles del bandido adolescente Roony, el árbitro que de manera rigurosa expulsó a Haas y el tercer gol en una paradigmática triangulación británica (Becks-Neville, corriendo espectacularmente la banda-Gerrard), se fueron con un carro de goles. El jugador más valioso fue el chaval Wayne Roony que ha pasado a ser el más joven en meter un gol en la Eurocopa. La verdad es que en vez de 18 años parece que tiene 30 (en un terreno de juego, porque habría que verle en Fuengirola en el viaje de estudios). Nada que ver con su risueño colombroño el actor Micky Roony, aquel que junto a Spencer Tracy me hizo llorar a moco tendido en Capitanes Intrépidos en casa de mi bisabuela Romana. Ya veremos hasta donde llega el kid del Everton y cruza el Mersey como César el Rubicón. De Suiza, la curiosidad de ver a un gallego (Roberto Cabañas) con la camisola de la Confederación Helvética.
Llegué justo al hotel para ver el Croacia-Francia (2-2). En los himnos constate eso de la Europa de los Pueblos que pregonan Esquerra y compañía. Croacia, país que vive momentos ultranacionalistas tras la desmembración de Yugoslavia, alineo a los jugadores con la mano en el pecho cantando candorosamente el himno patrio, que me imagino pondrá a caldo a los chetniks serbios.
Por su parte los futbolistas franceses no abrieron la boca en La Marsellesa, al contrario que su hinchada que como es habitual se desgañitó en el A Nous allons de la patrie. Ayer en el once inicial de Francia hubo 10 jugadores no blancos, sólo Barthez representó a la grandeur, el resto desde Trezeguet hasta Henry pasando por Zidane todos eran de origen foráneo.
En lo futbolístico se nota que Francia anda sin juego pero con suerte (gol en propia meta de Tudor y gol de Trezeguet que previamente había semicontrolado con la mano el balón). Así se acaba campeón, porque a nada que jueguen los bleus se presentan en la final. Los croatas tuvieron a Prso mostrando su calidad y retrasando todas sus ilusiones para el trascendental choque contra Inglaterra.
Después del partido tomé café en la plaza de Guimaraes con Antonio, el gaviero de Oporto. Dice que nos vamos a clasificar las dos selecciones. Le he respondido que si se lo ha desvelado la Virgen de Fátima en una aparición en el Castelo. Hemos hablado de literatura. En sus largos viajes por el mundo Antonio gustaba de leer novela negra (Agatha Chiristie, Conan Doyle, Eric Ambler, Simenon, etc.). Le he dejado La forma del agua de Andrea Camilleri, uno de mis favoritos. Al fondo escucho la admirable voz de Dulce Pontes en su último álbum O primeiro Canto. Antonio me ha recitado unos versos de Fernando Pessoa y se ha sumido en un largo silencio.
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.
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