Hoy el periódico La Rioja entrevista al olivense José María Chavarri con motivo de su reciente elección como secretario general de la Orden San Juan de Dios.
 APOYO. José María Chavarri conversa con un paciente de un centro de Senegal. |
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«Cuando repaso mi propia historia, veo que no he perdido el tiempo»
José María Chavarri, nacido en Leiva, ha sido nombrado secretario general de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, cargo que le llevará a residir en Roma
José María Chavarri Imaña (Leiva, 1953) ha sido designado nuevo secretario general de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, puesto que le llevará a vivir en Roma durante los próximos seis años. No es la primera vez que su entrega le lleva fuera de España, ya que también vivió en África durante casi dos décadas. El olivense se trasladará en breve a la 'Ciudad Eterna' para ocupar allí el importante puesto que le ha sido asignado en la cúspide de la Orden, fundada en el siglo XVI y, actualmente, presente en 50 países de los cinco continentes, en los que presta asistencia a personas enfermas y necesitadas, principalmente. Sus 1.332 hermanos, 40.000 colaboradores y más de 300.000 benefactores-donantes la convierten en una de las mayores organizaciones internacionales de cooperación, sin ánimo de lucro, del mundo.
JAVIER ALBO/LEIVA
- ¿Cómo valora su nombramiento?
- Con una gran satisfacción. Ha habido mucha gente que ha depositado su confianza en mí y eso es muy importante.
- ¿Desde cuándo pertenece a la orden?
- Fui al seminario menor que tenían los hermanos de San Juan de Dios en Valencia y allí estudié bachillerato. Más tarde hice Enfermería en la Universidad Complutense y, también Fisioterapia, que entonces era una especialidad. Realicé el noviciado en Valladolid y nada más acabar mis estudios entre a formar parte de la orden.
- En ustedes, que llevan ánimo a pobres y enfermos, ¿no cunde nunca el desánimo?
- Muchas veces, por supuesto, como humanos que somos. Nosotros vivimos en comunidad y siempre hay gente al lado que te echa una mano, al final del día, en épocas malas....Lo importante es mirar adelante.
- ¿Cuáles son las satisfacciones de esta entrega a los demás?
- Son muchas. He vivido diecinueve años en África y el hecho de repasar un poco tu propia historia y ver lo que has realizado a lo largo de todo ese tiempo, compartiendo tu tiempo y tu trabajo con todas esas personas necesitadas, es algo que te llena de satisfacción. Ves que no has perdido el tiempo. La vida, aquí en España, es mucho más monótona. Sin embargo, las situaciones en otros países son como jalones en tu existencia, que te hacen valorar el tiempo y el vivir.
- ¿Estamos demasiado lejos de esas personas necesitadas?
- No lejos, pero sí que demandan mucho más nuestra atención. Pienso que la gente, si se le da la oportunidad, sí que se implica; sí que tienen en cuenta a toda esta gente pobre que hay en el mundo, que, a veces, no es que sean pobres, sino personas necesitadas a lo mejor de una palabra, de un ánimo, de que alguien se les acerque y les salude... En los pueblos empobrecidos, como se les llama ahora a los países del Tercer Mundo, las necesidades son de asistencia, de medios para sobrevivir, etc... Aquí, muchas personas tienen otras necesidades, como las que sufren soledad.
- ¿Dónde ha encontrado usted las mayores situaciones de injusticia?
- En Sierra Leona, cuando el país estuvo en guerra. La gente luchaba por sobrevivir y todo el ambiente político, la sociedad en sí, era una aplastante injusticia, por ejemplo, por la corrupción. He visto morir a mucha gente a causa de esa injusticia.
- ¿El mundo 'privilegiado' hace poco por los que más lo necesitan?
- Se podría hacer bastante más, pero quizás falle la forma de enfocar o encauzar las cosas. Muchas veces pensamos: ¿Qué hay que ayudar a tal país? Mandamos dinero y ya está... Tenemos la conciencia tranquila porque hemos colaborado de alguna forma, y nos desentendemos completamente del resto. Pero eso no es suficiente. Hay que ver cómo se va a gastar el dinero que se ha enviado; qué proyectos se pueden financiar, o cómo se puede ayudar a la gente de allí a administrarse ellos mismos de la mejor manera posible y cómo ellos pueden ser protagonistas pero con una cierta orientación y apoyo de nuestra parte, que no quiere decir que nosotros tengamos que hacer el trabajo, sino enseñarles a que lo hagan ellos, a organizarse.
- ¿Qué relación mantiene con su pueblo natal, Leiva?
- Mis padres viven allí y voy, más o menos, una vez al mes. Dentro de unos días iré a despedirme.
- Porque ahora va a tener que fijar su residencia en Roma...
-Sí, el día 20 me trasladaré a Roma ya que este cargo lo desarrollaré allí durante los próximos seis años. Residir allí me supone cierta ruptura, sobre todo con mis padres, que es lo que más siento, pero es una exigencia de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Volveré a Leiva todas las veces que pueda, pero está claro que ya no tendré la oportunidad de hacerlo con tanta frecuencia como hasta ahora.
- ¿Es cierto que en el Museo de Roma hay restos de la antigua ciudad de Libia?
-Bueno, en el Museo Capitolino hay una placa de bronce en la que figuran personas que eran originarias de Libia, a quienes se les concedía la ciudadanía romana por el esfuerzo y valor demostrado en una batalla.
Navegando este otoñal domingo me he topado en la Wikipedia (la enciclopedia libre) con el término de Leiva, lo cual me ha causado sorpresa y satisfacción. ¿Qué es la Wikipedia? Pues según su propia definición es:
