Artículo de Nudieva (Dietética y Nutrición)
Los pelotaris también pueden sufrir el síndrome de déficit de hierro, lo que puede favorecer el desarrollo y aparición de la temida anemia ferropénica (causada por una deficiencia crónica de hierro), una enfermedad asociada a actividades de resistencia como el ciclismo o el maratón.
Esta es una de las conclusiones que se desprenden de la tesis doctoral que se llevó a cabo a cabo, hace seis años, por un grupo de investigadores de la Escuela de Fisioterapia de Soria, perteneciente a la Universidad de Valladolid, titulada “Las variaciones hematológicas y del metabolismo del hierro en pelotaris”.
Hasta el momento nadie se había planteado que el hecho de golpear repetidamente una pelota con la mano, aunque se utilicen protecciones o tacos, pudiera provocar esta situación.
Origen de la posible anemia
Las peculiaridades del juego a mano conducen a un golpeo continuo de la pelota (micro traumatismos), que ocasionan hemólisis (destrucción de hematíes o glóbulos rojos), a pesar de las protecciones que se utilizan. Además, este gesto se realiza más de 250 veces en cada partido.
Entre los mecanismos causantes de la hemólisis en los pelotaris, además del trauma mecánico sufrido por los hematíes durante el golpeo de la pelota, cabe estacar, el aumento de la temperatura corporal, las microturbulencias en el flujo sanguíneo de los pequeños vasos de los músculos en actividad y la compresión de los hematíes por la activación de grandes masas musculares.
En la actualidad, no existe ninguna duda acerca de la influencia adversa que la anemia tiene sobre el rendimiento físico del deportista. Junto al descenso de hierro hay que añadir el hecho de que la toma dietética de este elemento suele ser marginal. Todo esto, unido al estrés del ejercicio, compromete la correcta absorción de este elemento, lo que podría favorecer el desarrollo y aparición de una anemia ferropénica.
Funciones del hierro
El organismo humano contiene unos 4 g de hierro. De ellos, la mayor parte (unos 2,5 g) se hallan en la hemoglobina de los glóbulos rojos. La hemoglobina es la molécula que efectúa la función de transporte de oxígeno recogido en los alvéolos pulmonares hasta las células de todos los órganos y sistemas del cuerpo humano. La mioglobina (transportador de oxígeno del músculo) y diversos componentes de la cadena respiratoria contienen también pequeñas cantidades de este mineral. En el hígado, el bazo y la médula ósea el hierro se almacena en forma de ferritina, que sirve de reserva. La deficiencia de hierro produce un descenso de la cifra de hematíes, la anemia ferropénica.
Necesidades diarias
Diariamente, una persona adulta pierde alrededor de 1 mg de hierro, a través de la descamación, mucosas, orina y heces. Esta es, precisamente, la cantidad de hierro que necesita absorber el organismo a través de los alimentos.
Como sucede con otros elementos químicos, la cantidad de hierro absorbida es sólo una pequeña fracción del total ingerido, de ahí que el contenido en hierro de los alimentos no sea suficiente para confirmar un aprovechamiento neto de este metal en el organismo. La biodisponibilidad del hierro está condicionada por numerosos factores nutricionales como la propia naturaleza del hierro (“hierro hemo” o de fácil aprovechamiento y “hierro no hemo” o de difícil aprovechamiento), la presencia de vitamina C, etc.
Para absorber diariamente 1 mg (hombre adulto) o 1,5 mg (mujer en edad fértil), partiendo de una dieta mixta, con alimentos tanto de origen animal como vegetal, deben ingerirse entre 10 y 18 miligramos diarios.
Para la formación constante de glóbulos rojos, el organismo utiliza, además de la pequeña cantidad de hierro absorbida diariamente (1 mg o poco más), otra mucho mayor (unos 20 mg), que proviene de la destrucción de los hematíes viejos. Este ahorro metabólico es fundamental, ya que cada 120 días se han renovado la totalidad de los hematíes o glóbulos rojos.
Fuentes dietéticas
Las principales fuentes de origen animal son las carnes, en especial el hígado, también la yema de huevo y el pescado. La leche y los productos lácteos son alimentos con un contenido pobre en este mineral.
Entre las fuentes de origen vegetal, las legumbres y los frutos secos oleaginosos (cacahuetes, almendras, avellanas…) lo contienen en porcentajes elevados, incluso mayores que las carnes, pero su tasa de absorción es bastante menor. Esta es la razón para no considerarlos como fuentes recomendables.
Contenido en hierro de distintos alimentos
100 g de Morcilla: 14 mg de Hierro
100 g de Hígado de cordero: 10 mg de Hierro
100 g de Hígado de ternera - vaca: 5 mg de Hierro
100 g de Yema de huevo desecada: 14 mg de Hierro
100 g de Yema de huevo: 8 mg de Hierro
100 g de Carne de cerdo: 2,0 - 2,5 mg de Hierro
100 g de Legumbres (promedio): 7 mg de Hierro
100 g de Espinacas: 4 mg de Hierro
100 g de Leche: 0,1 mg de Hierro
Cómo se puede mejorar el aprovechamiento del hierro. El porcentaje de aprovechamiento del hierro de los alimentos oscila entre el 20 por ciento del hierro aprovechable de alimentos de origen animal (hierro hemo), y el 5 por ciento o menos de alimentos vegetales. La fibra vegetal y ciertas sustancias como los oxalatos presentes en los vegetales, dificultan su absorción.
Por otra parte, la ingesta conjunta con vitamina C aumenta la absorción de hierro vegetal, por lo que se pueden acompañar aquellos platos con alimentos ricos en esta vitamina. Por ejemplo: ensalada de tomate acompañando a un plato de legumbre, cítricos, zumo de limón en lugar de vinagre en ensaladas, etc. Las proteínas también favorecen la absorción de hierro. Por esta razón, puede resultar interesante incluir como ingrediente de los platos vegetales proteína de calidad como clara de huevo, carne, pescado o leche. Por ejemplo: habas secas salteadas con verduras y clara de huevo rallada.